Estamos
aprendiendo una lengua diferente: la Comunicación No Violenta. No se enseña en las escuelas, ni en los
institutos y menos, si cabe, en la Universidad. Tampoco se corresponde con ningún
país, continente, raza o etnia. Nace de una necesidad común a tod@s: resolver conflictos. Su creador Marshall B. Rosenberg se refiere a ella como
un lenguaje de vida y pienso que no puede haber mejor forma de definirlo.
Por desgracia, el lenguaje de la violencia, es el que nos enseñan a tod@s en las escuelas, los institutos, incluso en las Universidades. También en nuestra casa o en cualquier situación de la vida cotidiana. Este lenguaje implica aceptar las cosas sin tener en cuenta nuestras propias necesidades. Como dice Rosenberg: "La comunicación que nos aliena de la vida surje de las sociedades jerárquicas o de dominación y las sustenta.(...) Cuando nos ponemos en contacto con nuestros sentimientos y necesidades, los seres humanos dejamos de ser buenos exclavos o subordinados".
Por desgracia, el lenguaje de la violencia, es el que nos enseñan a tod@s en las escuelas, los institutos, incluso en las Universidades. También en nuestra casa o en cualquier situación de la vida cotidiana. Este lenguaje implica aceptar las cosas sin tener en cuenta nuestras propias necesidades. Como dice Rosenberg: "La comunicación que nos aliena de la vida surje de las sociedades jerárquicas o de dominación y las sustenta.(...) Cuando nos ponemos en contacto con nuestros sentimientos y necesidades, los seres humanos dejamos de ser buenos exclavos o subordinados".

Puede que pienses que tú no te comunicas de forma violenta, pero con este modelo de comunicación he descubierto que existe una violencia sutil, que utilizamos cada día con los demás y con nosotros mismos. Es un tipo de violencia que no identificamos facilmente. Por ejemplo, si le dices a tu madre que es una pesada o utilizas la fórmula "tengo que hacerlo" a menudo o les exijes a tus hijos a que te ayuden en casa estás utilizando un lenguaje violento. ¿Acaso vas a mejorar tu relación y comunicación a través de los juicios hacia los demás, la evasión de responsabilidad y las amenazas? ¿Te han servido de algo hasta ahora? A mí tampoco.
¿Cómo afronta entonces la Comunicación No Violenta las relaciones personales? Desde la compasión, entendida como lazo de entendimiento entre dos seres humanos. Si nos paramos a pensar, o mejor dicho, a sentir desde donde nace nuestra comunicación, conectamos con que en realidad lo que buscamos en todo momento es satisfacer nuestras necesidades más auténticas: amor, reconocimiento, autonomía, etc. Pero al no ser conscientes de ellas pretendemos satisfacerlas sin conocerlas, sin hacerselas saber al otr@. Ahí nace el problema.
Por eso la CNV parte de la OBSERVACIÓN de la situación en concreto, identificando lo que nos gusta o no nos gusta de ella (Ej.:"Mi madre se preocupa porque no tengo trabajo"), después vemos cómo nos SENTIMOS en relación a lo observado (Ej.: "Me siento triste porque veo a mi madre sufrir"), luego definimos las NECESIDADES, valores o deseos que dan origen a nuestros sentimientos (Ej.:"Mamá, necesito ser autónomo en mis decisiones") para finalmente formular una PETICIÓN (Ej.: "Mamá, elijo este camino porque me hace feliz y quiero que lo aceptes porque es lo mejor para mí"). Sin juicios, sin evadir responsabilidad, desde la empatía y la conexión con nosotros mismos.
Estos mismos pasos los utilizamos si nos hablan de forma violenta: observando al interlocutor (aunque nos insulte) y empatizando con sus sentimientos y necesidades. Es difícil no responder de forma violenta a una agresión, pero ahí está el camino de desarrollo personal que muestra este método y que grandes de la humanidad como Gandhi recorrieron hasta el final.
Por eso la CNV parte de la OBSERVACIÓN de la situación en concreto, identificando lo que nos gusta o no nos gusta de ella (Ej.:"Mi madre se preocupa porque no tengo trabajo"), después vemos cómo nos SENTIMOS en relación a lo observado (Ej.: "Me siento triste porque veo a mi madre sufrir"), luego definimos las NECESIDADES, valores o deseos que dan origen a nuestros sentimientos (Ej.:"Mamá, necesito ser autónomo en mis decisiones") para finalmente formular una PETICIÓN (Ej.: "Mamá, elijo este camino porque me hace feliz y quiero que lo aceptes porque es lo mejor para mí"). Sin juicios, sin evadir responsabilidad, desde la empatía y la conexión con nosotros mismos.
Estos mismos pasos los utilizamos si nos hablan de forma violenta: observando al interlocutor (aunque nos insulte) y empatizando con sus sentimientos y necesidades. Es difícil no responder de forma violenta a una agresión, pero ahí está el camino de desarrollo personal que muestra este método y que grandes de la humanidad como Gandhi recorrieron hasta el final.

Para iniciaros en este proceso recomiendo comenzar por el libro de Marshall, "Comunicación No Violenta, un lenguaje de vida". Está muy bien escrito, con muchos ejemplos y ejercicios para comprobar nuestra comprensión sobre el proceso. Es un libro pequeño precisamente porque todo lo que contiene es información útil. ¡Esperamos que os sirva a tener mejores relaciones personales con los demás y con vosotr@s mism@s!
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