miércoles, 14 de mayo de 2014

Entendiendo a M. Montessori: el movimiento en el proceso de desarrollo

         En el camino del niño hacia su independencia y autonomía vital es básico tener en cuenta el papel que el movimiento tiene en este proceso. María Montessori (M.M.) no fue ajena a ello sino que le dio la más alta importancia. Para ella, el movimiento era la viva expresión de la voluntad humana, que “servía a toda la vida y la economía espiritual y universal del mundo”.

         Tenía una concepción unitaria cuerpo-mente cercana a la visión oriental frente al racionalismo imperante en occidente ("pienso, luego existo"). En este sentido, Montessori critica la visión reductora de la escuela y la sociedad tradicional que ensalzan la actividad intelectual pero aislándola de su expresión física, entendiendo ésta como un mero ejercicio de conservación de la salud. 

         Montessori evidenció que el desarrollo del niño está ligado irremediablemente al movimiento o dicho de otra forma: el niño aprende en movimiento. En sus palabras: "Nuestro concepto es que el niño desarrolle la coordinación de los movimientos necesarios para su vida síquica, para enriquecer su parte práctica y ejecutiva, de lo contrario el cerebro se desarrollará por su lado casi extranjero a la realización llevada a cabo por el movimiento.("La mente absorvente", María Montessori, pág.189).

         M.M. observó no sólo el impulso natural hacia el movimiento sino también la búsqueda de la perfección en su realización. Lo anterior sentaría las bases de su método respecto a la utilización correcta y detallada de los materiales de vida práctica y desarrollo (sensorial, leguaje, etc.). 

         En este camino de perfeccionamiento, es la mano el instrumento que expresa con mayor sutilidad la inteligencia humana. “El desarrollo de la habilidad de la mano es paralelo al desarrollo de la inteligencia”(La mente absorvente, María Montessori, pág.195).

           De modo que el desarrollo psíquico del niño progresa con el desarrollo de las habilidades manuales. El primer movimiento se asocia con agarrar y coger, primero de forma automática y luego intencional a los 6 meses. A partir de los 10 meses querrá apoderarse de los mismos y antes del año ya es capaz de dominar una serie de ejercicios básicos, como meter objetos en botellas. Por tanto, un ambiente rico en estímulos manuales repercutirá de forma positiva en el desarrollo mental del niño
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario