En la educación del no hacer no
hay nada que hacer porque todo se hace sólo. No existen los problemas
pedagógicos porque no hay nadie que obligue aprender a nadie. El maestro es
aquel que enseña sin hablar. No hay clase, no hay aula, no hay nada que enseñar
ni nada que aprender.
Yo aprendo la educación del no
hacer en el “Tao Te King”, un libro de sabiduría muy profunda, tan profunda
como la vida. Cada vez que leo algunas de sus páginas me maravillo de su
sencillez y de sus misterios. Es como zambullirse en un lago de aguas claras en
cuyo fondo oscuro esconde importantes secretos. Los secretos de la vida. Su
lectura inspira y eleva el espíritu, lo que no significa que no tenga un
carácter práctico en muchos órdenes de la vida. La salud (chi kung, tai chi),
la política (anarcotaoísmo) o la agricultura (Fukuoka) son algunos ámbitos
donde son aplicables muchos principios de esta gran obra.Y por qué no, la
educación también.