lunes, 5 de mayo de 2014

Ecoaldea El Minchal


Hace ya casi un año del comienzo de nuestra aventura familiar que iniciamos a principios de Junio de 2013. Para arrancar buscamos en dos webs de intercambio de trabajo voluntario por alojamiento y manutención: wwoof (de red de granjas ecológicas) y en helpx.  Comenzamos por lo cercano, los proyectos de la provincia de Granada.  Había uno que nos llamaba especialmente la atención: la Ecoaldea ElMinchal (Molvízar).


            En concreto colaboramos con el proyecto familiar de Delphine y Brice, una pareja francesa con dos niñas. Ellos llevan más de diez años asentados en el lugar y les ha llevado tiempo y esfuerzo convertir un espacio desértico en ese lugar apacible y cuidado. La finca está bordeada de chumberas y una empinada rampa hace de  acceso. El relieve es realmente escarpado en el Minchal, por lo que se suceden diferentes terrazas desde el camino principal donde están situadas la casa, el zom (bioconstrucción que aparece en la foto de la izquierda) o la huerta (diseñada bajo los principios de la permacultura). Todas las construcciones están hechas por ellos mismos y gracias a la ayuda de otr@s voluntarios que aportaron su esfuerzo y ganas de aprender. Brice se dedica a impartir talleres y cursos de yoga y masaje, mientras que Delphine es guía montessori. La belleza del lugar, la simpatía de esta familia y los diferentes aspectos de su proyecto (autoconstrucción, educación montessori, permacultura…) terminaron por convencernos de era el sitio idóneo para empezar.



            Nos alojaron en una yurta situada a poca distancia de su finca, en una zona más alta y con unas geniales vistas al mar. Nunca habíamos vivido en una yurta y nos tocó la yurta 5 estrellas muy bien equipada con cocina y agua corriente!! ¿Y el baño? Pues un water seco estupendo en la parte de atrás de la yurta.  La ducha tampoco fue un problema, siendo Junio en la Costa Tropical, hace bastante calor ya desde… ¿las 9 de la mañana? Ponerse a pleno sol y mojarme con la manguera era la mejor forma de terminar una jornada de trabajo. Sólo los tábanos y sus dolorosos picotazos amenazaban con estropear el momento.

            Durante nuestra estancia compartimos buenos momentos de trabajo en común, comidas sanas y riquisimas (¿habéis comido alguna vez hoja de chumbera? Hmmm!!) y encuentros con los vecinos de la Ecoaldea. Y muchas agradables y enriquecedoras conversaciones, mayoritariamente en torno a educación (método montessori).

El término Ecoaldea es utilizado a veces para definir lugares bastante diferentes. El Minchal en concreto, engloba un conjunto de proyectos y familias, que tienen en común una visión vital alternativa a la vida convencional. Cada una a su manera y a su ritmo, conservando su privacidad e independencia respecto a los vecinos. Nos gustó mucho que funcionan como una red de apoyo mutuo y de intercambio de bienes y servicios. Sobre todo para l@ niñ@s, es un "barrio" muy especial, donde se llaman a gritos para jugar de un lado al otro del barranco, donde comparten fiestas y acampadas y pueden moverse libremente por el campo para visitar a sus amig@s. Ideal para crecer (niñ@s y adult@s).

            La Ecoaldea del Minchal es un buen ejemplo de que son posibles las formas de vida que respetan el entorno natural y social. También nos ayuda a volver a entender la vecindad como una comunidad de intereses compartidos, más allá de que sea en una zona recóndita o en el centro de una ciudad. Nos quedamos con eso, amistades y muchas cosas más, ¡gracias Minchaleros!

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