Tras haber
participado este Julio en el curso que organiza el espacio educativo Alavida
siento que se ha revolucionado mi forma de entender el estar con niñ@s y
adult@s. Como si de una espiral se tratase, Tinus nos condujo a 16 personas por
un continuo de experiencias que se iban encadenando y cobrando sentido primero
con el cuerpo, luego con el corazón y finalmente con la cabeza.
A través de
diferentes dinámicas vivenciales nos fue proponiendo diferentes trabajos con
nuestros sentidos, nuestras formas de comunicar (verbal y no verbalmente) o
escuchar de forma activa. Es difícil expresar cómo un grupo de desconocidos nos
convertimos en pocos días en compañer@s de viaje hacia nosotr@s mism@s.
Entre otras
muchas cosas, el curso me ha descubierto que no hay tanta diferencia entre
acompañar a niñ@s o adult@s. En definitiva somos personas en diferentes estados
o procesos de desarrollo que podemos condicionar o acompañar respetuosamente.
Si decidimos (de forma consciente o no) manipular, ignorar, distraer o anular
la demanda de atención, amor o respeto de otra persona estamos perdiendo la
oportunidad de mejorar nuestras relaciones con l@s demás. Un niño que llora y
demanda atención, merece un adulto que esté a su lado y acompañe su proceso
personal sin juzgarlo. Por otro lado, a nivel adulto, muchos conflictos entre
parejas son demandas de amor mal expresadas que se van contaminando con la
incomunicación.
En relación a la
práctica del acompañamiento de niñ@s en ambientes preparados me ha ayudado a
integrar muchas piezas que tenía desordenadas. La propuesta de acompañamiento
de los Wild se me ha hecho mucho más cercana y vivencial a través de la
experiencia transmitida por Tinus, después de 13 años de trabajo en Alavida. He
sentido que el rol del acompañante es mucho más activo y natural de lo que
había vivenciado antes. En realidad, tod@s somos acompañantes durante parte del
día: con nuestros hij@s, pareja, amig@s o familiares.
En suma, la
experiencia ha sido como adquirir una caja de herramientas con las que
trabajarnos cada día algún aspecto de nuestra forma de relacionarnos con niñ@s
y adult@s:
- desarrollar el
tacto para sentir y percibir con todo el cuerpo y expandir nuestra presencia,
- escuchar con
todo el cuerpo activamente, si juzgar y cobijando a la otra persona con
generosidad,
- desatrancar la
voz para que nos salga nuestra fuerza de las entrañas,
- y en
definitiva, aprender a estar con l@s demás, grandes y pequeñas, y que al
acompañar a niñ@s y adult@s creemos un espacio de crecimiento y desarrollo
libre de prejuicios y condicionantes.
Desde aquí mando
un abrazo enorme a toda la familia que compartimos el curso y animo a que más
personas lo disfruten. Parafraseando a Mercedes Sosa, gracias Alavida, que me
ha dado tanto…
Hola, como participante en el mismo curso (en una edición anterior), no he podido evitar sentirme identificado con todas las sensaciones que comentas. Sin duda fue un curso que me aportó muchísimo en lo personal y que dejó una gran huella en mí y en mi manera de relacionarme con los niños, pero, como comentas tú, también con adultos. Me impactó el hecho de irme a casa los primeros fines de semana con la sensación de no entender exactamente para qué servía o cómo se podía aplicar lo que allí habíamos hecho, hasta que en un momento del curso, todo pareció integrarse y cobrar sentido. Me gustó que no fuera un curso de respuestas cerradas a situaciones dadas, del tipo "En Alavida, cuando pasa esto, lo hacemos así" (aunque, creo que antes de apuntarme era lo que iba buscando). Y sentí, que, sólo a través de la vivencia de las dinámicas que planteaba Tinus podía llegar a mis propias conclusiones sobre la situación que se proponía.
ResponderEliminarEn definitiva, me alegro de encontrar a más personas que sintieron que algo cambio en ellas tras hacer el curso de Acompañamiento.
Un saludo.